Uno de los sectores beneficiados por la pandemia ha sido el delivery, que durante las semanas de más restricciones se convirtió en la vías más segura para poder pedir comida o hacer la compra. Así, según una investigación de Kantar, durante el primer confinamiento el reparto a domicilio captó 2,2 millones de compradores que se sumaron a los 11 millones que ya eran habituales del canal en España, un país donde esta forma de distribución aún es incipiente, con un 37% de penetración. Con todo, la tendencia es al alza y las entregas han crecido en el mercado nacional en todos los canales que trabajan esta opción, destacando principalmente las tiendas de comida para llevar, que el año pasado triplicaron sus ventas.
Las entregas sin contacto humano se han priorizado para evitar los contagios
En otros países como Corea del Sur, la implantación del delivery es del 99%, mientras que en China y Brasil es del 84% y del 80%. Precisamente, en estos países esta fórmula va un paso por delante y en ellos se está experimentando con nuevos modos de reparto como los que utilizan robots o pequeños sistemas autónomos, que permiten una entrega a cualquier hora del día, trabajan en condiciones climáticas extremas o suponen una eficaz opción para el reparto a, por ejemplo, personas que están en cuarentena por el covid-19, evitando cualquier tipo de contacto humano.
Solo en Estados Unidos, se espera que en apenas cinco años el negocio de los robots autónomos para el delivery movilice 3,82 millones de dólares, según la consultora Mordor Intelligence, que anticipa un papel importante de esta fórmula en los conocidos como repartos de última milla, es decir, aquellos que se realizan en el entorno urbano. Las cada vez más congestionadas calles de las grandes ciudades, convierten a los pequeños robots en una solución eficaz. Estos dispositivos pueden circular por las aceras y reducen ciertos costes frente a la logística tradicional.
Los robots enfocados al reparto a domicilio tienen además una ventaja ecológica, puesto que funcionan siempre con energía eléctrica sin necesidad de tener grandes baterías. Son un alivio para las emisiones contaminantes del delivery, que aún se presta en la mayoría de los casos con furgonetas de combustibles tradicionales, aunque los vehículos comerciales movidos por gas o de baterías han ido ganando terreno en los últimos tiempos. El cambio de tendencia más notable es el que está aplicando el gigante del comercio electrónico, Amazon, que desde febrero de este año utiliza en Estados Unidos furgonetas eléctricas de Rivian para llevar a cabo sus entregas.